Hace ya unos años, una profesora me dijo que mi hijo era muy “kinestésico”. Yo me quedé mirándola fijamente con los ojos muy abiertos sin terminar de entenderla. En aquel momento, únicamente asocié este adjetivo a la inquietud física que demostraba el niño, pero ahora sé que esa palabra conlleva un sistema de aprendizaje diferente. Ni mejor ni peor, diferente.
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