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17 Jul

Cómo aprende el cerebro

Curiosidad y memoria

Según las últimas investigaciones, cuanto mayor es nuestra curiosidad por un tema más fácil es aprender o retener la información. Ahora entiendo esa frase: “No aprende quien puede, sino quien quiere”

 

El cerebro es curioso. Recientes investigaciones científicas han venido a demostrar algo que todos, en mayor o menor medida, intuíamos: que aprendemos mejor lo que nos interesa.  Según un estudio publicado en la revista científica Neuron, las personas aprendemos mejor cuando los temas despiertan nuestra curiosidad.

Según esta investigación, la expectación que nos genera un tema pone al cerebro en un estado que nos permite aprender y retener cualquier clase de información relacionada o no. Tener curiosidad activa el sistema de recompensa del cerebro y se moviliza la dopamina, un neurotransmisor que mejora el funcionamiento de nuestro cerebro y nos ayuda a lograr nuestras metas. El hipocampo, fundamental en la formación de la memoria, también se beneficia de la expectación generada por la curiosidad.  En definitiva, los autores de este estudio aseguran que cuanto mayor es nuestra curiosidad por un tema más fácil es aprender o retener la información.

 

“No se trata de denostar la memoria,

sino de  mejorar su funcionamiento”

 

¡Menuda novedad!, dirán algunos… Siempre ha habido niños que se saben la alineación completa de un equipo de fútbol, incluidos suplentes y equipo técnico, pero son incapaces de aprenderse las tablas de multiplicar. Cierto, pero ahora la ciencia nos confirma que ese niño no se aprendía la alineación de su equipo para fastidiar a sus padres y profesores, sino porque su cerebro, igual que el nuestro, funciona así. ¿Y por qué no utilizar este conocimiento que nos brinda la neurociencia para que los niños aprendan mejor? No se trata de denostar la memoria, sino de utilizar los conocimientos científicos para mejorar su funcionamiento.

Cualquier padre sabe que lo primero que hacen los niños cuando empiezan a hablar es pedir agua y comida. Inmediatamente después empiezan a preguntar el porqué de todo y cuanto más les respondes, más preguntan. Ahí es donde está su curiosidad innata y su instinto de supervivencia. ¿Pero qué pasa con esa curiosidad cuándo empiezan el colegio? Mi hijo, cuando empezó a hablar, lo primero que hizo fue preguntar: ¿Por qué no podemos vernos los ojos por dentro? ¿Qué hay por dentro de los ojos? ¿Les duele a los árboles cuando les talan? ¿De qué está hecho el Universo? ¿Por qué tenemos que morirnos? ¿Por qué tiembla la Tierra cuando hay un terremoto? ¿Por qué explotan los volcanes?… Y un sinfín de preguntas que desgraciadamente nadie le respondía en el colegio y que, según fue avanzando por el sistema educativo, dejó de hacer.

Creo que la educación actual se centra en la memorización de unos contenidos determinados, muchas veces sin dar ningún tipo de explicación más. Estos contenidos están estructurados por áreas y por cursos, de manera que no se pueden avanzar conocimientos aunque los niños tengan curiosidad por ellos, ni tampoco mezclar materias. Todo está organizado de forma rígida y los niños que preguntan mucho son tachados de “preguntones” y “boicotean” las clases preparadas por los profesores.

 

“Si un niño deja de tener curiosidad

habremos perdido la batalla”

 

El problema es que si un niño deja de tener curiosidad y no quiere aprender habremos perdido la batalla. Cuando yo era niña, mi padre repetía continuamente una frase que solo ahora, 30 años después, tiene sentido para mí: “Quien quiere, puede. Porque no aprende quien puede, sino quien quiere”. Los adultos, seamos padres o profesores, somos responsables de que los niños conserven su curiosidad y quieran aprender. Hagamos, entre todos, que los niños tengan interés por el aprendizaje, porque esa es la base de la educación. No soy profesora, soy periodista, pero sé que la forma en la que presentamos los contenidos es muy importante para captar el interés de nuestra audiencia. Pensemos en ellos, porque no son seres inertes, son nuestra audiencia.

El reputado físico Michio Kaku afirma en esta entrevista que los niños nacen siendo científicos, pero son aplastados por la sociedad y la educación. Desgraciadamente, estoy de acuerdo con él, pero espero que investigaciones como la publicada por la revista Neuron nos ayuden a cambiar nuestra forma de pensar y de enseñar.

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Fotografía:

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Ana Díaz

Periodista.

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