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26 Feb

El Efecto Pigmalión

El Efecto Pigmalión

“Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto”.

Henry Ford

 

En 1966, dos investigadores, Robert Rosenthal y Lenore Jacobson, llevaron a cabo un experimento en 18 clases de California. Tras hacerles un test a los alumnos, indicaron a cada profesor qué 20% de los niños de su clase mostraba poseer un “inusual” potencial de mejora de su capacidad intelectual.

Ocho meses después, estos niños, que habían sido calificados previamente como “inusuales”, mostraron efectivamente un aumento significativamente mayor de su Cociente Intelectual (CI) que el resto.

Sin embargo, la realidad fue que tales niños habían sido seleccionados aleatoriamente y no como resultado del test. Dato que se ocultó a los profesores que participaron en el experimento.

 

Origen del Efecto Pigmalión

El efecto Pigmalión tiene su origen en un mito griego, en el que un escultor llamado Pigmalión se enamoró de una de sus creaciones: Galatea. A tal punto llegó su pasión por la escultura que la trataba como si fuera una mujer real, como si estuviera viva. El mito continúa cuando la escultura cobra vida después de un sueño de Pigmalión, por obra de Afrodita, al ver el amor que éste sentía por la estatua.

 

La profecía autocumplida

Rosenthal y Jacobson estudian el efecto Pigmalión desde la perspectiva de la teoría de la profecía autorrealizada. Aparentemente parece que es un efecto mágico, pero no lo es, lo que ocurre es que los profesores formulan expectativas acerca del comportamiento en clase de diferentes alumnos y los van a tratar de forma distinta de acuerdo con dichas expectativas. Es posible que a los alumnos que ellos consideran más capacitados les den más y mayores estímulos, más tiempo para sus respuestas, etc. Estos alumnos, al ser tratados de un modo distinto, responden de manera diferente, confirmando así las expectativas de los profesores y proporcionando las respuestas acertadas con más frecuencia. Si esto se hace de una forma continuada a lo largo de varios meses, conseguirán mejores resultados escolares y mejores calificaciones en los exámenes.

 

El Efecto Pigmalión

El Efecto Pigmalión

Aprender a ser “Pigmaliones”

Este experimento me lleva a pensar que las creencias que tenemos sobre nuestras propias capacidades tienen mucha más fuerza de lo que solemos pensar. Si un niño siente que su padre o profesor confía en sus posibilidades, su autoestima se refuerza y eso se transmite a su rendimiento.  Confiar en ellos, animarles, tanto en público como en privado, es fundamental para motivarles y ayudarles a conseguir sus logros.

Los padres y profesores tenemos que aprender a ser “Pigmaliones”. Si sólo ponemos el acento sobre los errores acabarán pensando que son unos inútiles y dejarán de esforzarse. Tampoco se trata de halagarles sin más, hagan lo que hagan… Todos tenemos nuestros puntos fuertes y débiles, se trata de ayudarles a encontrarlos.

Henry Ford, fundador de la compañía Ford Motor Company y padre de las modernas cadenas de producción en masa,  aún no había nacido cuando se definió el Efecto Pigmalión (murió en 1947), pero pronunció una frase que está muy en la línea de estas investigaciones: “Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto”

Y es que el efecto de nuestras palabras es mucho más importante de lo que pensamos:

 

 

Bibliografía:

Fotografía: www.pixabay.com. Sin derechos de atribución.

 

Ana Díaz

Periodista.

5 Comentarios
  • Rodrigo Loayza

    Una interesante reflexión (algo opuesta) acerca de Pigmalión, Gepetto, Golem, Frankenstein y todos los “formadores” de criaturas puede encontrarse en el excelente texto de P. Meirieu “Frankenstein educador”, disponible, entre otras partes, en http://servicios2.abc.gov.ar/lainstitucion/organismos/cai/descargas/listado/FRANKENSTEIN%20EDUCADOR.%20P.%20MEIREU.pdf

    15/03/2016 at 7:38 pm Reply
  • Profebernabeu

    ¡Qué buen artículo! Enhorabuena.
    Estoy totalmente de acuerdo. Si en vez de decirle al niño “bien” o “mal” le dijéramos “compruébalo, tú eres capaz” comenzaríamos por no categorízar a los niños desde el primer momento y, por contra, contribuiríamos a aumentar su autoestima.

    16/03/2016 at 7:22 am Reply
  • Jorge Noel Pavón Díaz

    Somos el producto del Efecto Pigmalión. Nuestros padres, profesores, amigos… Todos esperan algo de nosotros y no los defraudamos. Nuestros hijos, son el fiel reflejo de este fenómeno: ellos son lo que nosotros esperamos de ellos.

    28/08/2016 at 4:06 am Reply

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